Por: Pensando Colectivo
Puerto
Rico conocido como la isla del cordero, un paraíso tropical en el caribe y la
menor de las Antillas Mayores. Madre patria de grandes próceres como Don Pedro
Albizu Campos, Eugenio María de Hostos, Luis Muñoz Rivera y obviamente no
podemos pasar por alto a la lajeña “La Vampy” y a la diva de la música sana
“Indy Flow”.
La
isla se distingue por la diversidad de ecosistemas que posee como bosques, cuevas, cavernas,
sumideros, montañas, mangles, arrecifes etc… Estos paisajes enriquecen la vista
de los puertorriqueños y visitantes con su extraordinaria belleza. Pero el glamour de la naturaleza se ve
amenazada por la tangible contaminación ambiental que embiste al país.
Aunque
vivimos en un país relativamente pequeño en territorio contribuimos al
enigmático calentamiento global. Se estima que la contribución en la isla por
habitante es del 230 % y 333 % más que nuestros hermanos en América Latina. Algo
totalmente insensato por parte de nosotros los boricuas que vivimos en “Narnia”
y tierras lejanas como esas.
Ahora,
¿cómo es posible tal cosa? Para comenzar vamos a darle el honor a nuestra
querida amiga la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), “esa corporación pública
que mantiene los ganchos de los arboles totalmente cortados y limpios” para que
no terminen dañando el tendido eléctrico; cabe destacar el “buen” mantenimiento
a las estaciones y subestaciones alrededor de toda la isla. El combustible
fósil es algo así como esteroides para los músculos del calentamiento global y
como sabemos la AEE funciona con tal cosa. En el 2006 la autoridad generó 3,777
megavatios para saciar la demanda en Puerto Rico. Según la propia AEE la
demanda de energía aumentará drásticamente en dos décadas. La autoridad
aproximadamente quema 33 millones de barriles de combustible al año.
En el archipiélago antillano del Caribe, somos la isla con más recursos de agua. Por tal razón es que supongo que muchos súper boricuas ejecutan el mayor despilfarro de agua en el Caribe. La malgastamos y la contaminamos sin pensar en las consecuencias. Se cree que el 54% de la población no están conectados al sistema sanitario de la AAA, esto representa un peligro para nuestros cuerpos de agua. Contaminantes tales como patógenos, arsénicos y oxígeno disuelto llegan a nuestras venas de aguas haciendo imposible que el recurso pueda ser usado de forma potable. El desmesurado mal manejo de la industria ganadera respecto a los desechos afectan las cuencas hidrográficas, recordándonos la industrialización de las petroquímicas, químicas y farmacéuticas que pusieron su puñal de arena. Existen unas raras criaturas que viven pueblo adentro, allá en el campo que al parecer en vez de ver un cuerpo de agua bajar de la montaña ven un enorme sistema de alcantarillado pasando por detrás de sus humildes moradas. Olvidan que los residuos que ellos arrojan a la quebrada o río van campo abajo encontrándose con otros desperdicios creando una masa asesina que llega a nuestras hermosas y cálidas playas amenazando la vida marina e incluso a la salud de ellos mismos.
Nuestras
playas están siendo atacadas por la irresponsabilidad y poca educación de los
ciudadanos en estos temas. Son contaminadas por nosotros ya sea por acción,
negligencia u omisión. ¿El resultado? encontrar pintura, basura, derrames de
fosas sépticas, desechos fecales, fertilizantes y plantas de tratamiento de
alcantarillado. Sí mi hermano con eso es con lo que usted se baña cuando decide
montar un party en la playa o cuando va de patriota el 4 de julio a celebrar la
independencia de la gran nación que nos “cobija”. Algunas de las construcciones
literalmente están en el agua, cuyos desperdicios van a nuestras playas afectando
los ecosistemas costeros. Todos estos componentes hacen que tu visita a la
playa sea una ruleta rusa para tu salud.
El
caso más reciente o por lo menos el más sonado en estos momentos es el de las
cenizas de Peñuelas. Donde arrestaron a María de Lourdes Santiago y los “eruditos”
comentaban con mucho gozo su satisfacción por la detención. Pues usted dama y
caballero que desbordo su emoción en las redes sociales por los arrestos de
varios manifestantes en el vertedero de Peñuelas debe saber que está documentado
que las cenizas de carbón perjudican tu salud. Durante este año estudiantes de
bioestadística y epidemiología de la Escuela de Salud Pública del Recinto de
Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico llevaron a cabo un estudio
donde se plasmó el reinado de varias enfermedades en dos comunidades adyacentes
a la zona industrial de Guayama. En este pueblo se encuentra la planta AES
donde se quema el carbón que termina siendo depositado como cenizas en
Peñuelas. Los resultados del estudio evidenciaron que los que habitan cerca de
Guayama tienen 2.5 más posibilidad de padecer asma en comparación con algunos
otros pueblos, las contingencias de sinusitis son de 2.2 mayor, de bronquitis
3.2 veces más y en urticaria 7.6 más alto. Agregamos que el estudio reveló que
los abortos espontáneos son seis veces más altos en Guayama.
Debemos
recordar continuamente que los humanos somos parte de la naturaleza y dependemos
de ella; el destruirla es suicidio colectivo. Es hora de que el gobierno eduque
más a la ciudadanía y en conjunto cuidemos nuestro país y planeta. La población
debe de ejercer presión al estado para que este fiscalice a las multinacionales
extranjeras y al local insensato. No todo en esta jugosa y sabrosa isla es
vacilón, debemos cuidarla y crear conciencia colectiva para así proteger el
planeta que es el único que tenemos.
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